TEBAIDA BERCIANA 5 FEBRERO 2011









Distancia: 14,5 kilómetros
Duración aproximada: Seis horas y media
En Peñalba de Santiago, la ruta parte desde el pilón y baja por el camino que lleva al Valle del Friguera, en dirección a Montes. En dirección a la Herrería de Montes, seguir el trazado de la carretera hasta El Jardonal. En Montes de Valdueza se inicia en la puerta del Monasterio y baja a cruzar el arroyo de Montes hacia Peñalba.


Al pie de los Montes Aquilianos, cuyos picos rondan y superan los dos mil metros de altitud, se abren estrechos valles surcados por arroyos que alimenta el deshielo, alguno de nombre tan evocador con el Silencio. Y fue sin duda buscando un lugar lejos del ruido del mundo como llegaron hasta aquí los monjes, hace ya más de mil años. Fundación tras fundación, llegó a ser tal el número de monasterios y tan activa la vida religiosa, que la zona ha merecido el titulo de Tebadia Berciana.

Hoy, basta detenerse un momento y mirar alrededor para comprender por qué algunos de ellos -Valerio, Frutuoso, San Genadio, llegaron a alcanzar la santidad.




Los orígenes del monasterio de San Pedro de Montes se remontan al siglo VII. A finales del IX lo restaura San Genadio, consagrando su iglesia en el año 919. Durante el siglo XI, Montes se convierte en un poderoso cenobio, con propiedades en el Valle de Valdueza, el Bierzo, Cabrera, Valdeorras, etc. Es entonces, ya benedictino, cuando se restaura nuevamente el edificio, trabajo que todavía continuaba durante el abadiato de don Munio (1.165-1.169).
Después de la crisis que vive el mundo monástico en la Baja Edad Media, Montes se integra en la congregación benedictina de Valladolid. Hacia finales del siglo XVI completa la cerca monástica y después se fue poco a poco ampliando y enriqueciendo hasta la exclaustración.A mediados del siglo XIX sufrió un horroroso incendio que precipitó la ruina del edificio abandonado.

La iglesia, que es lo que mejor se conserva del monasterio, mantiene básicamente la traza románica pero con los añadidos del s. XVIII. La planta es basilical, con tres naves rematadas en una triple cabecera con ábsides semicirculares, y un tramo cubierto por bóveda de cañón.
El templo tiene dos portadas, una occidental y otra meridional. La principal es la de los pies, de 1.756, encajonada entre la torre y el claustro.
La torre, a los pies del evangelio, se cubre por un chapitel de pizarra, y en su cuerpo alto, perforado por ventanas, se conservan algunos capiteles visigodos.
En su interior se guardan varios retablos, con imágenes de San Genadio, San Pedro y San Benito, así como una Virgen de la Güina del siglo XIII, que con la de Villanueva de Valdueza sube cada julio (el primer domingo) a la ermita de la Güina. Ambas procesiones son muy concurridas y los mozos se pelean y hasta pagan por llevar la imagen por aquellas empinadas trochas

En el valle del Silencio, entre robles, nogales y castaños















Una vez en Peñalba, es recomendable acercarse a visitar la Cueva de San Genadio, en el mismo valle del Silencio, donde los antiguos eremitas encontraron su lugar de recogimiento. Esta pequeña marcha puede convertirse en lo más inolvidable a los valles del Oza, Friguera y Silencio. Son, en total, algo menos de dos kilómetros entre pequeñas huertas, espesa vegetación y con el sonoro acompañamiento del correr del río. El camino toma dirección hacia las moles de piedra caliza que hacen de puerta del valle. En principio por la margen izquierda del río Silencio. Luego, una vez cruzado el arroyo, el camino va ascendiendo paulatinamente hasta la base de las moles rocosas. Aquí concluye la marcha, en la cueva de San Genadio, sobre las aguas del Silencio, donde se supone que el santo se recogió como anacoreta.




Un descanso para comer, en las inmediaciones de la cueva de San Genadio







Estas típicas casas serranas, de piedra y techos de pizarra, se amontonan en torno a su Iglesia sobre la fuerte pendiente de la ladera de la montaña. A modo de gran balcón natural, Peñalba mira hacia los valles del Silencio y Friguera, sorprendente paisaje berciano que en otro tiempo sedujo a eremitas y contemplativos, como San Genadio, Valerio o Frutuoso.Así, todas las empinadas calles de Peñalba se dirigen hacia la iglesia, centro histórico y artístico del pueblo. El pequeño edificio es de planta de cruz latina, con muros de mampostería de piedra de pizarra y calizas y pequeños contrafuertes de estilo asturiano. No menos interesante desde el punto de vista arquitectónico es su puerta germinada de estilo mozárabe. Ejemplo notable del arte románico incipiente es el sepulcro de San Fortis, que se encuentra adosado en su muro norte. En general, el conjunto es una bellísima obra mozárabe que conjuga la sencillez y la perfección. No en vano ha sido calificada como "la cosa más curiosa y digna de ser vista que entre las antigüedades tiene España..."


Esat esla iglesia de Peñalba de Santiago, único resto del monasterio que fuera fundado por San Genadio, allá por el siglo X, entre 931 y el 937, durante el reinado de Ramiro II. Los restos de aquel edificio sirvieron posteriormente para la construcción de las actuales viviendas de los habitantes del valle.


2 comentarios:

  1. Un buen trabajo, por fin nos hacemos algo de publicidad, jejeje que siga así la cosa.

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  2. Haber no escribe nadie más nada animaros venga.

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